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Sobre mi...

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En 2016, el año en que me gradué del colegio, me encontraba muy conectada con la danza por la academia de danza árabe en la cual estaba desde el 2012. Podría decir que mi relación con la danza comienza desde mucho antes, cuando a los dos años,  rebotaba con “Tamarindo Seco” al ritmo de las palmas de mi abuela Natty. Mi ciudad, Barranquilla, ha sido una de mis fuentes mas importantes para la danza y mi madre, Cecilia, fue mi primera maestra del movimiento auténtico. La palabra también estaba presente en aquellas cosas que escribía de manera privada, dónde existía siempre la ficción y la creación de personajes. Entré a la carrera con la idea de ser actriz y de tener una formación técnica en el manejo de la voz y el texto. A lo largo de la carrera he ido descubriéndome como artista y creadora.  El movimiento y la palabra  se comenzaron a encontrar desde el inicio y a partir del ciclo profesional he construido una práctica que integra la danza y la actuación en una sola realidad. 

 

Considero que en todo mi ciclo básico y durante la mitad de mi ciclo profesional fui una estudiante que absorbía toda la información y además, estaba deslumbrada por conocer el mundo del arte a fondo. No obstante, en ese momento no existían algunas preguntas que son fundamentales para mi hoy en día. Cuando se acabó mi ciclo básico comencé a inscribir de manera constante materias de danza, como técnica básica de danza contemporánea. Al ciclo profesional llegué con unas bases sólidas en alineación y ubicación de mi cuerpo en el espacio, esto me ayudó mucho a ir avanzando cada vez más en la técnica. 

 

En tercer semestre la técnica de danza con Isabel Story, Catalina del Castillo e Isabel Barrios fue un acercamiento a la técnica release de una forma mucho más seria. En esta clase comencé a descubrir la verdadera capacidad de mi cuerpo, a dimensionar mis extremidades en el espacio y a experimentar lo profundo que podía llegar en la exploración de mis articulaciones. Fue entonces que el pinzamiento que tengo en ambas caderas por una cuestión genética comenzó a manifestarse causándome mucho dolor. Mi profesora Isabel Story fue una de las primeras personas que me manifestó que el dolor se debía a la colocación del cuerpo, a la activación del centro y a una consciencia que todavía no tenía. A raíz de este dolor comencé a abordar la clase de otro modo, un poco menos pretencioso, alejándome del ideal de la forma e inclinándome más hacia la sensación.

 

Comencé a tomar clase de pilates fuera de la universidad; esto me aportó al entendimiento de mi cuerpo dentro de la técnica. Antes de esto me sentía muy frustrada si no subía la pierna a más de 90º, o si no lograba girar. Cuestiones que con el tiempo y con el ejercicio de entender mi cuerpo de otra forma fueron pasando a segundo plano. Esto marcó un antes y un después en mi proceso en la danza por que fui acercándome e interesándome en otras cuestiones que incluyen la sensación, la organicidad del movimiento y también el disfrute de bailar. Creo que aquí entendí que yo no hago esto por una imposición o por que debo ser algo específico en el mundo del arte, sino que hay en mi amor por hacer y en ese amor mis prácticas encuentran su finalidad. Así, estos nuevos intereses no involucraban los códigos o la tecnicidad que se conocen en la danza; como la flexibilidad, la rotación excesiva o el “cuerpo” de bailarina (que incluye un peso, unas medidas y un perfil específico), sino que se asemejaban más a la búsqueda de mi propio movimiento, del movimiento auténtico.

Desde mi primera técnica de danza Isabel Story me decía que la coreografía ya me la sabía, que conocía las direcciones pero que lo que venía después de eso era “soltarme el moño” que era como ella le llamaba a disfrutar lo que estaba haciendo. Yo entendí esto mucho después en Técnica López con Neva Kenny y Rogelio López. Aunque no me pedían lo mismo, si me invitaban a bailar desde mí y hacer aquello que mi cuerpo podía hacer, aquello que mi cuerpo cargaba como identidad e historia. Mi cuerpo carga con mi vida y con la de toda mi familia en tierra caliente, carga con mi genética y también con mi energía. 

 

A través de esta técnica también pude empezar a entender toda la energía transformadora que encuentro en el arte, que antes no tenía muy en cuenta. De estos descubrimientos surgieron preguntas como: “¿Con qué finalidad hago arte?” o “¿Por qué me muevo?” 

 

En quinto semestre inscribí Técnica Básica de Viewpoints y Suzuki con Tina Mitchell, Jhon Alex Toro y Juan Pablo Félix la cual también marcó un descubrimiento importante en mi proceso. Fue aquí dónde me di cuenta que el movimiento per se era mi énfasis. Incluyendo el movimiento de la palabra, de los cuerpos, de las ideas y de las emociones. En esta clase también creció mi interés por la composición que tomó mucha fuerza en los laboratorios. 

Otra técnica que también fue importante en este sentido fue Acciones Físicas con Gabriela Ferreira y Fernando Montes. En esta técnica también exploré lo liminal entre la danza y la actuación y me encontré abordando con consciencia el movimiento y la palabra desde un mismo lugar; el cuerpo. Además, en esta técnica también pude crear una pieza desde mi propia experiencia. He entendido a través de estos procesos que el entrenamiento y las técnicas básicas son para mi otro espacio de creación y de gestación de ideas en donde debo estar pensándome como artista y no como ejecutante únicamente. Siento que en ese entonces las dudas que tenía sobre mi hacer, produjeron un cambio en mi actitud como estudiante; decidí lanzarme, arriesgarme con mis ideas de dramaturgia y de composición. 

En todas mis clases he sentido impulsos creativos y creo que al comienzo lo que me faltaba era un poco más de riesgo al momento de crear. El punto de giro en mi carrera se dio en el  Laboratorio de Dramaturgia del Movimiento con Juliana Reyes. Desde el comienzo del proceso tenía unas ideas claras y un guión coreográfico en mi mente, pero nunca había compartido aquellas ideas que escribo o que tengo en mi privacidad, nunca había visto potencial creativo en esas cosas íntimas. Tenía empolvado un cuento que escribí en el 2015 sobre el sueño y la realidad. Al desempolvarlo y compartirlo con mis compañeras que también estaban interesadas en el tema, decidimos entre todas que este fuera el referente inicial. Yo me atreví a dirigir la pieza por que sentía que tenía en mi mente unas imágenes y unos momentos específicos. Siento que este proceso me nutrió mucho como directora y como ojo externo, no solo en mi capacidad de tomar decisiones sino también en saber comunicar lo que imagino y volverlo tangible para aquel que lo performa. 

Esta capacidad para asumir riesgos me ayudó para después enviar esta pieza a IDARTES y ganar la convocatoria para el festival de piezas cortas “Danza en la ciudad”, presentarnos dos veces; una vez en La factoria - L´éxplose y otra en el Teatro al Parque. Hoy en día sigo tabajando en esta pieza sabiendo que aún estoy encontrando las maneras de plasmar mi imaginario en otros cuerpos y en escena, que no he logrado aquello que quiero con esta obra y eso me ha resultado muy interesante por que sigo investigando. Esto también ayudó a que en otros laboratorios perdiera el miedo de seguir mi intuición.

En Laboratorio de Composición Coreográfica con Neva Kenny y Jenny O'Campo compartí también un guión y unos textos que tenía escritos y cree un solo y un dueto. El proceso de trabajar con otros sigue siendo un reto gratificante para mí. Con esto también he aprendido a nunca desechar una idea creativa, sino a guardarla y estar alimentándola, así, cuando el contexto y la situación lo pida, esa idea cogerá fuerza.

Algo que aprecio mucho de mi proceso es que no sólo me ha interesado la práctica sino también lo teórico de las artes escénicas. Lo que más me ha servido del área de Puesta en escena, es que hoy en día me encuentro con herramientas analíticas y una postura crítica que nutren mi declaración de artista. Estas herramientas me las dio en primera instancia la clase de Repertorio de la Danza con Juliana Atuesta. En esta clase aprendí a identificar conceptos históricos, de dramaturgia, de repertorio y  del contexto (social, político, cultural), entre otros.  Esto me ha servido para construir mi postura y mis retroalimentaciones ante obras, artistas, videos etc. Descubrí con estas clases que mi postura también se alimenta de mi contexto y que me interesa investigarme e investigarnos  como colombianos ante el arte. Antes entendía el análisis como algo meramente escrito y en esta clase pude entender cómo se analiza desde el cuerpo también, volviéndose el análisis cuerpo. 

Otras asignaturas de Puesta en escena como Vanguardias y teatralidades,  Dramaturgias y Danzas siglos XlX y XX han sido oportunidades para teorizar mi quehacer e investigarlo desde mi. Ver estas clases  ha abierto un camino para iniciar un análisis y una investigación desde lo que a mi me interesa hacer. De esta manera he podido llevar la investigación a la escena. Es decir, la linea entre el informe académico o investigativo y la puesta en escena como tal se ha borrado para también ser una sola cosa y mis investigaciones están cargadas de una semilla creativa que podría volverse una pieza o una obra. 

El espacio más pasional y de más entrega ha sido para mi los ensambles. Siento que como par, trabajo muy bien en cuanto a que me interesa mucho escuchar al otro y crear de una manera colaborativa; compartir ideas creativas y nutrirlas entre todos. En el ambiente de los ensambles me interesa mucho proponer y en los que he estado he llevado textos, referentes y propuestas de movimiento por que siempre me he empeñado en que la idea del director y del grupo me inspire todo el semestre. 

Sin embargo, si me he encontrado en espacios de bloqueo y de poca motivación en los cuales he tenido que seguir por un compromiso y no por mi pasión. Pero de alguna manera he aprendido a avanzar en mis propias investigaciones en cada clase y me he encontrado en la tarea de buscar maneras de conectar con la propuesta creativa del grupo u obra así no me guste, ya que para mi, al estar en el escenario, deber haber ante todo compromiso. 

Un proceso también muy gratificante fue el de participar en la creación de la obra "STANCE" dirigida por Elena Sterenberg. Esta obra fue presentada en Hamburgo en el Festival Biennale de Danza (2020). Como bailarina y creadora fue muy interesante cuestionar y re-plantear mi lugar en el mundo de la danza y haber vivido dos semanas de compartir con bailarines de todo el mundo, me hizo poner en tela de juicio conceptos dentro de la danza como: el cuerpo colonizado, el contexto cultural, los juicios y el performance. Como artista y también como grupo, nos enfrentamos a un proceso y a un festival con una mirada crítica e investigativa.

Los espacios de creación fuera de las clases, el encuentro creativo con amigos que surge desde una necesidad de “parchar” pero con la seriedad de querer transformar una idea y llevarla a escena han sido esenciales para mi proceso. El “otro” ha sido parte fundamental en mi descubrimiento de mi misma. Espacios como el semillero Fuera de fase o el Acto de Fuga me incentivan a seguir queriendo llevar lo que hago y lo que hacemos fuera del ámbito académico y al mundo, a compartirlo. 


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